En el año 2009 tuvimos la enorme satisfacción de organizar exitosamente nuestro primer Innovation Summit. Para esa ocasión tuvimos el honor y el placer de contar con Robert Tucker como uno de los speakers de este evento. Éste no sólo evidenció ser una destacada autoridad en el tema de innovación sino que además demostró ser un gran ser humano, cargado de sencillez y sobre todo muy flexible a nuestros requerimientos. Con el transcurrir del tiempo llegué a darme cuenta que estas no eran las únicas cualidades que adornaban a Robert…
Inmediatamente pasó la visita de Robert empecé a recibir actualizaciones de su interesante blog, pues él proactivamente me había suscrito. De igual forma, cada vez que Robert publicaba un nuevo libro yo religiosamente recibía en mis oficinas un ejemplar dedicado por él. También cada seis meses (aproximadamente) yo recibía una llamada cortés de Scott (su agente) en la cual conversamos por unos treinta minutos de diversos temas y donde él muy elegantemente terminaba siempre con la frase (que dicho sea de paso es lo único de negocios que hablabamos en toda la conversación): “Bueno Ney, un placer saludarte. Si entiendes que podemos serles útiles en alguno de los interesantes proyectos e iniciativas que me has comentado estamos a las órdenes”. De igual forma, en el 2012 Robert decidió organizar una conferencia internacional en Santa Fe, California sobre el Futuro del Negocio de Conferencias y éste me llamó personalmente para invitarme. Lamentablemente no pude ir debido a compromisos previos, pero agradecí mucho el gesto de su llamada.
Cuando mi buen amigo Víctor Herrera de ADOARH me contactó para proponerles un speaker para su conferencia de cierre de su prestigioso congreso realizado la semana pasada y me explicó la temática de esta entrega, no vacilé en sugerir a Robert para la ocasión, pues yo recordaba perfectamente que el último libro que me había enviado se titulaba: “Innovation is Everybody’s Business” (La Innovación es Asunto de Todos) lo cual entendía que era exactamente el mensaje que resonaría con él público que asistía al congreso. Para hacer una larga historia corta, la foto que incluyo en este blog la tomamos al final de este congreso. Robert volvió a República Dominicana…
Como dije anteriormente, Robert Tucker no sólo es una destacada autoridad mundial en el tema de innovación, un magnífico speaker y un extraordinario ser humano. Robert también domina a la perfección el arte de mantenerse en el “Top of Mind” de todo el que en algún momento ha interactuado profesionalmente con él. En pocas palabras Robert es también una eminencia en el arte del seguimiento…
Los que hemos decidido dedicarnos a las labores empresariales debemos dominar a la perfección el arte del seguimiento. ¿Pero, qué es exactamente el seguimiento? Mi definición personal de seguimiento es “pensar primero en los otros con la intención de que algún día estos piensen en ti” o es como diría el Dr. Covey, depositar en la “cuenta bancaria emocional” de los demás. En pocas palabras, el seguimiento no consiste en un “gardeo cuerpo a cuerpo” de los clientes, ni tampoco se trata de hacer chantajes emocionales o de comprar voluntades. El seguimiento consiste en generar acciones espontáneas, gestos sinceros y detalles sencillos que te permitan mantenerte permanentemente en contacto y sobre todo mantenerte vigente en la mente de las personas con quienes haces o te interesa hacer negocios.
El seguimiento verdadero tiene un componente importante: Debe anteponer el interés del otro sobre el suyo pues si no es así, no es seguimiento. Dicho de otra forma es totalmente legítimo y válido que usted haga seguimiento con la intención de generar negocios, pero sólo si usted está convencido de que lo que usted provee realmente le conviene al otro. Pero más importante aún, debe siempre hacerse en función del largo plazo pues la intención es generar y construir una relación basada en la confianza y la credibilidad. En pocas palabras, no se trata de cerrar una transacción de forma inmediata, se trata de sembrar sin muchas veces ni siquiera saber cómo y cuándo se va a cosechar.
Empiece a practicar el arte del seguimiento. Sea coherente, consistente paciente y claro está, siempre tenga para respaldarle una propuesta de valor interesante. Seguro que en el momento debido su seguimiento rendirá sus frutos…