La “Miopía Existencial”…

El pasado fin de semana, mientras mi esposa y yo compartiamos con una pareja de amigos, escuché una anécdota que me detuvo a pensar. Nuestra amiga, con el objetivo de destacar la actitud altamente positiva ante la vida de su hijo de siete años, nos narró la siguiente anécdota: “Hace apenas un rato estábamos mi hijo y yo sentados, cada uno en un chaise lounge, compartiendo amenamente y contemplando el cielo estrellado. De repente, empezó a nublarse y en pocos minutos ninguna estrella ya era visible. Al ver que esto sucedía dije en tono de lamento, ‘que pena ya se nubló y no se ve ninguna estrella’. A lo que mi hijo respondió, ‘qué bueno mami que nos sentamos temprano y así pudimos ver todas las bellas estrellas antes de que se nublara’.

Esta anécdota sencilla se me quedó fijamente grabada pues me recordó mi arraigada convicción personal de como muy pocas personas tienen el don, o mejor dicho el talento, de ver siempre el lado positivo de todas las situaciones. También me hizo reflexionar sobre como la gran mayoría de las personas, incluso los que nos jactamos de decir que somos personas de empuje y optimistas, sufrimos a veces y ante determinadas situaciones, de lo que yo he denominado “Miopía Existencial”. Es decir, vemos en ocasiones las situaciones desfavorables u obstáculos que se nos presentan en la vida de forma aislada, y no como simples elementos o componentes de otras situaciones mayores que sí nos favorecen, benefician y gratifican.

El hijo de nuestra amiga no sólo estaba viendo las estrellas. Estaba con su madre que lo quiere y compartía tiempo de calidad con él. Ambos estaban sentados en el patio de una linda casa que sus padres habían comprado con su esfuerzo y en la que compartían gratos momentos. El miraba y apreciaba las estrellas con sus ojos que La Providencia le había dado y que le permitían apreciar la belleza de las cosas. Siendo esto así, ¿debía él preocuparse porque aquellas estrellas desaparecieron por culpa de las nubes? Todo lo contrario. De hecho, ante semejante visión positiva de la vida no me hubiese extrañado si él hubiese exclamado: “¡Wao, que nubes grises y oscuras tan bellas!”.

Muchos de los acontecimientos o situaciones aparentemente negativas que nos suceden nos pasan por el simple hecho de estar en posiciones en las que quizás otros aspirarían estar, incluso si esta situación conllevase cargar con ese problema que tanto nos agobia a nosotros. Para ilustrar el punto al que me refiero aquí arriba, y teniendo en cuenta que este es un blog de enfoque empresarial, quisiera ilustrar a lo que me refiero con tres ejemplos de pensamientos que quizás nos invaden, o situaciones típicas que quizás se nos presentan a diario en nuestro entorno laboral.  Esto acompañado del tipo de pensamientos o reflexiones positivas que deberían derivar de cada una estas.

  • Tengo tres años en esta posición y nunca he sido promovido/a. Aquí nadie reconoce mi trabajo: “Qué bueno que tengo en la actualidad este trabajo el cual me permite cubrir mis compromisos personales todos los meses. Qué bueno que la tranquilidad que me brinda el hecho de tener un trabajo estable me permite pensar más detenidamente en qué cosas debo enfocarme para avanzar profesionalmente.” 
  • Mi compañero de trabajo me está haciendo la vida imposible: “Qué bueno que esta persona es más bien una excepción y que tengo tres, cuatro o cinco excelentes compañeros de trabajo con quienes he desarrollado una gran amistad y lo cual me evidencia que el problema no soy yo. Quizás incluso ellos mismos me pueden ayudar a limar asperezas con esta persona.”
  • Nuestro departamento es el más marginado siempre en términos de presupuesto: “Esto quizás es cierto. Pero nuestras funciones nos permiten aportar a la organización de una forma única y gratificante a título personal que quizás otras no pueden. La prioridad debe ser pensar en forma de cómo poder evidenciar un poco más el valor de nuestra función en la organización.”

Quisiera aclarar que simplemente he tomado tres ejemplos imaginarios cualesquiera de miles que podría utilizar. Y de igual forma indicar que no necesariamente esta es la respuesta correcta a cada pensamiento de este tipo, pues cada situación tiene sus propias circunstancias. Simplemente las he utilizado como ejemplo para motivar a que siempre veamos las situaciones desde la perspectiva correcta, que casi siempre consiste en que la mayoría de nuestros denominados infortunios son generados por grandes bendiciones.
Aprendamos de este niño y pongámonos lentes de positivismo para corregir nuestra “Miopía Existencial”…

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