Mis 24 Horas con Bob…

Cada vez que tengo el honor de traer al país a destacadas figuras mundiales de la gestión, trato a toda costa de pasar la mayor cantidad de tiempo con estos renombrados personajes, pues normalmente estos son una fuente inagotable de vivencias y experiencias. Por una coyuntura Bob Nelson estuvo en el país un poco más tiempo de lo usual, permitiéndome compartir con él mucho tiempo de calidad. Para los lectores que no conocen al Dr. Bob Nelson (a quien de ahora en adelante en el post lo llamaré simplemente “Bob”) bastaría con decirles que es considerado el principal experto mundial en reconocimiento y motivación de empleados. A continuación les narro mis 24 horas con Bob.

Martes 16 Noche, Primer Encuentro:
Llegué al bar del hotel y encontré a Bob conversando amenamente con otro señor, norteamericano también, en el bar. Me introdujo e iniciamos los tres una amena y corta conversación. Ya cuando pasamos nosotros a conversar a una mesa, le pregunté de dónde le conocía (al señor) y me dijo que se conocieron en el bar tres minutos antes de yo llegar. Luego de esta sesión de trabajo me pidió que por favor lo acompañase a cenar. Yo estaba ligeramente enfermo, pero la forma de este señor pedir que le acompañara me impidió decir que no. Durante la cena me dio docenas de consejos y me hablaba orgullosamente de sus dos hijos (dos jóvenes súper talentosos) y cómo él y su esposa habían respetado siempre las preferencias y elecciones de sus hijos.

Miércoles 17 Mañana, Evento The Spring Conference: Durante su interesante presentación y para generar confianza y empatía con el grupo, Bob regalaba uno de sus libros a los primeros participantes que expresaban públicamente sus opiniones. Luego de poner un ejemplo de una empresa en la que simbólicamente se entregaba una banana dorada a los empleados que hacían algo bien, al finalizar este ejemplo cogió una banana de plástico que tenía de ejemplo, se acercó a la mesa donde yo estaba y me entregó delante de todos los presentes, la banana como reconocimiento simbólico a mi trabajo con el evento. Finalizada su excelente conferencia le regaló un libro a cada una de las personas de mi staff que habían trabajado directamente con él.

Miércoles 17 Tarde, Book Signing en Librería Cuesta: Durante esta actividad, con su habitual sonrisa Bob firmaba los libros, no sólo de quienes lo compraban si no de todos los que llevaban sus viejas ediciones a la librería. Me llamaron la atención dos episodios. El primero fue cuando una señora comentó que estaba indecisa entre dos opciones sobre cuál libro comprar y él sin titubear y con actitud sincera, le comentó que comprara uno y que él le regalaba el otro, a lo cual la señora cortésmente no accedió. En un descanso le mencioné que siguiendo su consejo le regalaría un detalle a la empleada que había trabajado duro con la realización de su evento a lo que él, también sin titubear se ofreció a cubrir la mitad. Esta vez quien cortésmente no accedió fui yo.

Miércoles 17 Noche,Cena de Despedida: Con miras a que Bob conociese un poco de nuestra ciudad, y como gesto de gratitud, a pesar de que mi salud y niveles de energía no estaban en su mejor momento, invité a Bob a cenar. Al recogerlo por el hotel se montó en el vehículo con cinco de sus libros firmados y me los regaló. Una vez en el restaurant le indiqué que coincidencialmente en éste lugar también estaba una participante que había ido a su evento de la mañana, compartiendo con sus compañeros de trabajo. Me preguntó que si no se veía mal aquí que fuese a saludar y le dije que claro que no. Sin pensarlo dos veces se acercó a la mesa y saludó a las personas (quienes no salían de su agradable sorpresa), le preguntó a la señora qué le había parecido el evento y le dio las gracias por asistir. Finalizada la cena me dio mil gracias por las atenciones y aprovechó para elogiar, por quinta o sexta ocasión nuestra organización y profesionalidad.

Jueves 18 Noche: Recibí un correo que Bob dando las gracias de nuevo y pidiéndome extender su agradecimiento a todo mi equipo. Segundos después recibí dos emails poniéndome en contacto con dos colegas suyos para unos proyectos que yo le había comentado y que él entendía que ellos podrían colaborar con nosotros.

Les comparto con tanto detalle mi experiencia con Bob para evidenciarles lo importante que es ser coherentes entre lo que se dice y lo que se hace. En cada oportunidad que Bob tuvo reconoció o agradeció a todo el que pudo, y de forma sincera y espontánea. Pero más allá de esto, Bob también logró con sus ejemplos y acciones espontáneas evidenciar el gran efecto positivo de manejarse de esta forma. Todo el que entró en contacto con este señor se llevó no sólo una grata impresión sino que en muchos casos generó una memoria agradable y probablemente imborrable. De hecho, mientras estuvieron trabajando con él, y a pesar del cansancio, todo nuestro staff siempre estuvo con una sonrisa todo el tiempo. De hecho, si no hubiese sido así, probablemente yo no estuviese dedicando un post de mi blog a esta experiencia con él. No por casualidad le llaman el “Gurú del Agradecimiento”…

Hagamos la prueba y seamos como Bob Nelson durante 24 horas. Estoy seguro que la evidencia de que esta forma de manejarnos nos dejará más satisfacciones que decepciones y nos hará querer asumir este patrón de conducta de forma permanente.

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