Hace ya unos años, durante una conferencia que realizábamos para un cliente, el conferencista se aproximó a una de las mesas en el salón, tomó el florero del centro de la mesa para acercárselo a una de las participantes ahí sentadas y le pidió que por favor acercase su rostro lo más que pudiese al florero, sin tocarlo. Una vez la participante hizo esto, el conferencista le realizó las siguientes preguntas mientras ella miraba fijamente el florero con su rostro a menos de un centímetro de este: “¿Cuántas flores tiene el florero?, ¿De qué color son estás?, ¿Qué nivel de agua tiene el florero? ¿Hay alguna flor un poco marchita?”. La participante obviamente no pudo responder las preguntas. Inmediatamente le pidió sentarse normalmente tal y como estaba antes y le preguntó si ella ya estaba en la capacidad de responder las mismas preguntas, a lo que ella obviamente asintió. Luego de este ejemplo el conferencista indicó: “Este es el problema que sucede cuando, como directivos, estamos demasiado metidos en el día a día de la operación. Sencillamente perdemos la capacidad de ver la información vital y de observar los detalles en perspectiva”.
Este ilustrativo ejemplo sobre los problemas de la “micro-gestión” (o el “micro-management”) lo recuerdo con mucha frecuencia y en las más diversas situaciones. Aunque reconozco que debería tenerlo pendiente aún más. No obstante, a lo largo de mi carrera profesional he detectado un problema aún más grave que éste y que nos afecta a casi todos los que tenemos muchos años desarrollando una misma actividad, los que hemos acumulado mucha “experiencia”, los que nos consideramos “expertos” en un tema o área, los que tenemos muchos años en una determinada empresa, área o profesión y los que entendemos que hemos sido exitosos en alguna actividad. O incluso todas las anteriores. A esto le he denominado la “Presbicia Profesional”.
Antes de hablar sobre la “Presbicia Profesional” considero oportuno definir, para los lectores más jóvenes de este blog, qué es exactamente la presbicia. Como indica Wikipedia, la presbicia, también denominada como vista cansada, es un defecto ocular asociado a la edad que aparece generalmente a partir de los 40 años y ocasiona dificultad para ver de cerca. Dicho de otra forma, es la imposibilidad de ver con claridad los objetos próximos debido a la pérdida de elasticidad (rigidez) del cristalino, componente del ojo responsable del enfoque. Dicho esto, la “Presbicia Profesional” es precisamente la pérdida de la capacidad de ver las cosas desde una perspectiva ajena a la nuestra. De igual forma como sucede con el cristalino, nuestra proximidad y familiaridad con determinado tema, nos puede restar la capacidad de visualizar los problemas y los retos desde una visión más macro o incluso desde una nueva perspectiva.
¿Cómo se manifiestan los síntomas de “Presbicia Profesional”? De muchas formas. Algunas de estas son la tendencia a abordar la situaciones basados únicamente en “lo que me funcionó antes”, la no disposición a aprender nuevas metodologías y formas de hacer las cosas bajo la premisa de “si he llegado donde estoy es porque lo he hecho bien”, la poca disposición a recibir nuevos conocimientos y el uso del mismo “librito” para diferentes decisiones. Otros síntomas de más avance en esta condición lo constituye la subestimación de los más jóvenes o “inexpertos”, la intolerancia a la crítica, la necesidad imperante de tener la última palabra en una decisión, la subestimación de los aportes de los demás, la resistencia (consciente o inconsciente) al cambio, el escepticismo a las innovaciones y la falta de visión de largo plazo. La lista podría ser infinita, pero entiendo que es bastante ilustrativa.
¿Tiene cura la “Presbicia Profesional”? La buena noticia es que sí. La mala noticia es que implica hacer un esfuerzo consciente, constante y continuo. Algunas “terapias” o tratamientos para esta dolencia pueden ser: 1) Rodearse de equipos multi-disciplinares y multi-generacionales (y obviamente darles participación en la toma de decisiones), 2) Someterse con frecuencia a evaluaciones 360 y actuar en función de los resultados, 3) Tener un coach o consejero, 4) Capacitarse constantemente (incluso en temas ajenos a su línea de “expertise”), 5) Desarrollar con cierta frecuencia sesiones de innovación en sus áreas, entre otras. Pero lo primero que hay que hacer antes de todo esto es tener una verdadera disposición a cuestionar contantemente sus paradigmas. Y sobre todo, tomar la decisión de sanarse por disposición y no por desesperación. En otras palabras, no esperar a que su “Presbicia Profesional” termine en ceguera y destruya o ponga en jaque su carrera.
Por último quisiera decirles dos aspectos a tomar en cuenta. Si bien como dije arriba la “Presbicia Profesional” tiende a afectar con más frecuencia a profesionales avanzados en su carrera, la realidad es que nadie, por más joven e inexperto que sea, está libre de padecerlo. Para ser susceptible de padecerla, basta con que estemos en la zona de confort o con que hayamos dado espacio a la arrogancia. Lo otro, es que si bien me he limitado a la “Presbicia Profesional” existe otra presbicia que es incluso más impactante en la cuenta de resultados de las organizaciones: La ‘Presbicia Empresarial”…