Fabrique su Propia Tómbola…

En diciembre pasado, mientras nos alojábamos en un proyecto turístico al que vamos con frecuencia en familia, el joven que regularmente nos traía los botellones de agua (y con quien interactuamos mucho informalmente) nos comentó con una sonrisa de extremo a extremo que días atrás, y por primera vez en sus 25 años de vida, él había visitado “la capital”. Nos indicó que aprovechó unos días de vacaciones para irse a ganar unos “chelitos” trabajando en el proyecto de construcción de un gran hotel. Esto, por invitación de uno de los ingenieros de la obra quién también visitaba regularmente el proyecto turístico.

Con el rostro similar de un chiquillo que acababa de regresar de Disney, aquel joven nos narró lo maravillado que había quedado con la experiencia y como nunca se imaginó que la capital tuviese tantos edificios grandes y lo maravillado e impresionado que había quedado con todas las torres. Terminó preguntándonos con cara de incredulidad que si era cierto lo que le dijo el ingeniero de que en Nueva York los edificios eran aún más grandes…

Aquel episodio, y así lo comenté en las redes sociales, me arrojó tres aprendizajes (que a fin de cuentas podría ser uno solo): El primero era como en la vida todo es relativo, pues al que ha tenido el privilegio de viajar no le llaman demasiado la atención lo que para este chico eran algunas de las maravillas del mundo. El segundo era como uno a veces pierde la capacidad de contraste y asume muchas cosas de nuestra cotidianidad como normales e irrelevantes (y hasta nos quejamos) sin recordarnos de que hay mucha gente que se mataría por esos privilegios. Y el tercero era lo fácil que es perder la perspectiva y creernos que lo que tenemos es lo único y mejor que podemos tener, lograr y alcanzar pues tal y como dijo el chico al final en tono jocoso: “y yo que lo más alto que me había subido era a una mata de coco”…

Pero esta historia tiene un final aún más interesante y aleccionador. Hoy, mientras hacía mi rutina de ejercicios mañaneros en el gimnasio se me acercó por la espalda el mismo joven y luego de saludarme me hizo un comentario así como “ahora sí es que voy a ver cosas”. Todavía sorprendido y con la sensación de estar viendo un espejismo o un holograma, le pregunté qué él hacía allí, a lo que me indicó que tenía dos semanas en período de entrenamiento en el gimnasio con el objetivo de trabajar allí. Aún sin salir de mi sorpresa le pregunté cómo había conseguido aquel trabajo. Me indicó que cuando él le llevaba el botellón a una de las casas del proyecto, siempre que podía le mostraba sus videos de ejercicios en la barra a un señor que se alojaba allí, pues siempre le veía a él haciendo ejercicio. Pues resultó en una de esas demostraciones de sus videos el señor lo invitó a solicitar trabajo en su cadena de gimnasios. Y así había obtenido el empleo.

Este chico es un ejemplo de un grupo muy especial y escaso de personas a quienes me he tomado la iniciativa de describir como “los que se fabrican su propia tómbola”. Con esta descripción me refiero a aquellos que por circunstancias o por razones ajenas a su voluntad se han quedado fuera de la tómbola del éxito (como tómbola al fin no todos ganan pero al menos sí participan…), pero que no obstante a esto, se elevan por encima de esta realidad y de forma consciente o inconsciente construyen su propia suerte.

¿A qué me refiero exactamente con fabricar su propia tómbola? Mientras este chico hacía una rigurosa rutina de ejercicios en una barra de madera en el patio de su casa él fabricaba su propia tómbola. Cada vez que de forma respetuosa, educada y no invasiva entraba con su botellón y saludaba por su nombre a las personas ahí, él seguía construyendo su propia tómbola. Cuando ya gozando del afecto de algunos de los visitantes asiduos le pidió al ingeniero que lo llevase a trabajar en la obra en sus vacaciones, él siguió construyendo aún más su tómbola. Y cuando le mostró orgulloso, y quizás sin esperar nada más que su felicitación, su video al propietario de los gimnasios la terminó de fabricar.

Todavía a este chico le queda mucho camino por recorrer. Aunque la haya fabricado, no podemos olvidar que sigue siendo una tómbola y que no todos ganan. Pero al menos, contrario a hace apenas dos semanas, ya está participando en los sorteos…

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