Las destrezas relegadas…

Hoy en día, quienes, en la medida de las posibilidades, tratamos de mantenernos mínimamente informados sobre tendencias, evolución y avances de la ciencia y la tecnología— y su posible impacto en la humanidad—, no dejamos de maravillarnos con lo que está sucediendo. Y sobre todo con lo rápido que van los acontecimientos. En mi caso particular, partiendo de la actividad a la que me dedico desde hace 28 años a través de mis empresas —la capacitación—, no dejo de preguntarme cuáles serán las competencias, conocimientos, habilidades y destrezas que permitirán a la fuerza laboral del mañana prosperar en un futuro que, a todas luces, será muy distinto al actual.

El Informe sobre el futuro del empleo 2023 publicado por el Foro Económico Mundial nos arroja alguna luz al respecto. Este nos indica, con muy ligeras variaciones al informe pasado, que las 10 (para mí, son más por la forma en que están integradas) principales competencias necesarias hoy en día son:

1) Pensamiento analítico

2) Pensamiento creativo

3) Resiliencia, flexibilidad y agilidad

4) Motivación y autoconciencia

5) Curiosidad y aprendizaje continuo

6) Alfabetismo tecnológico

7) Fiabilidad y atención al detalle

8) Empatía y escucha activa

9) Liderazgo e influencia social

10) Control de calidad.

Y esto se considera que seguirá siendo así, en mayor o menor grado, al menos los cinco próximos años. Sin embargo, este informe comparte algo muy revelador que pasa casi desapercibido, y que mueve a la reflexión. El informe indica que “se cree que el razonamiento, la comunicación y la coordinación —características que ofrecen una ventaja comparativa a los humanos— serán cada vez más automatizables en el futuro”.

Personalmente, pienso que, con excepción del enorme protagonismo actual de la inteligencia artificial, este informe en sentido general, no arroja demasiada información novedosa respecto al anterior. Y más aún, considero —a título personal y basado en mi experiencia— que este se queda un poco corto respecto a cuáles serán las destrezas, habilidades o comportamientos que nos permitirán prosperar en el futuro. Si bien todas las mencionadas son muy importantes, considero que hay algunas destrezas relegadas (o quizás subestimadas u obviadas) que no solo son altamente diferenciadoras, sino que son clave en el escenario actual. Y entiendo que lo serán aún más en el futuro. Estas son, según mi criterio, el pragmatismo, la sensatez, la paciencia o visión de largo plazo, la capacidad para priorizar y la capacidad de concentración.

Hablaré muy brevemente de cada una de estas destrezas.

  • El pragmatismo: En un mundo donde cada vez más la complejidad impera como parte inherente de la realidad, es muy importante contar con personas en las organizaciones con la capacidad de centrarse en lo que es realmente relevante y de enfocarse únicamente en buscar soluciones realistas. Y, sobre todo, que tengan la flexibilidad de adaptarse y fluir con las circunstancias a la hora de tomar decisiones.
  • La sensatez: En un entorno inundado de información distorsionada y manipulada, la capacidad de actuar con criterio y prudencia en distintas situaciones que lo ameritan es primordial. Con sensatez, me refiero a la capacidad de tomar decisiones considerando las posibles implicaciones, ramificaciones y consecuencias. Y escoger entre las soluciones o ideas disponibles la que parece más justa, razonable y beneficiosa para la mayoría.
  • La paciencia (o visión de largo plazo): Vivimos en la era de la gratificación inmediata y donde la velocidad es un atributo intrínseco de casi todas las transacciones e interacciones humanas. Hoy día, por ejemplo, si quieres transportarte, comer, viajar, transferir dinero o incluso encontrar pareja, basta con un clic. Y ante una dinámica como esta, es normal que las personas extrapolen estas preferencias por lo inmediato al mundo laboral. Es por esto que desarrollar la capacidad de aplazar la gratificación, así como pensar y actuar en función del largo plazo, es un atributo muy buscado.
  • Capacidad de priorizar: En estos tiempos mega acelerados, y en los que lo llamativo, lo controversial, lo banal y popular es lo que genera más viralidad, la capacidad de discernir qué es importante y qué no está en constante amenaza. Y puede ser que, en algunos casos, se pierda la perspectiva de qué es urgente o no y de qué es lo realmente importante a la hora de tomar decisiones. Es por ello que la capacidad de priorizar debe trabajarse constantemente para no perderla.
  • Capacidad de concentrarse: Estamos en un mundo donde muchos estamos sensorialmente hiper estimulados y donde la competencia más feroz es por la cada vez más limitada capacidad de atención. Con tantos estímulos que recibimos constantemente, el nivel de distracción es elevadísimo y, debido a esto, cada vez más la capacidad de concentrarnos o hacer una sola cosa a la vez va mermando. Bajo este esquema, la habilidad de hacer una sola cosa a la vez será un rasgo cada vez más solicitado y valorado.

La pregunta obligada sería cómo desarrollar estas capacidades. O cómo identificarlas en el talento que buscamos captar para nuestras organizaciones. Mi primer consejo sería determinar si se está o no de acuerdo con este planteamiento, o si, por el contrario, se entiende que, para su cultura, modelo de negocio y propuesta de valor, son otros los atributos o destrezas a buscar. El segundo paso consiste no solo en buscar lo que se quiere, sino en tener muy claro lo que no, ya que enseñar una destreza siempre será más fácil que remover un rasgo de personalidad no deseado. El tercer paso es ponernos manos a la obra y hacer esta búsqueda de atributos y destrezas una prioridad. Por último, pero no menos importante, contribuir a construir una cultura organizacional y un ambiente de trabajo que fomente el uso de estas destrezas.

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