Durante mi carrera empresarial, así como en mi vida personal, he tenido el enorme privilegio de interactuar con cientos de emprendedores exitosos. De igual forma, he tenido la gran oportunidad de participar en varios de los programas y foros más importantes del mundo para emprendedores. De las interacciones con emprendedores he podido identificar que independientemente de las diferencias de sectores, nacionalidades y contextos, los retos, oportunidades y problemas son bastante comunes. O al menos la esencia de estos es la misma. De los problemas comunes que he detectado hay uno muy frecuente, el cual consiste en que en ocasiones nos sentimos “incomprendidos en nuestras buenas intenciones”. En ese sentido, me he motivado a redactar una especie de “disculpa generalizada” en nombre de los emprendedores del mundo, a todas las personas que colaboran, directa o indirectamente con nosotros y nos ayudan todos los días a materializar nuestros sueños. Y obviamente hago la salvedad de que este no necesariamente es el caso de todos lo emprendedores.
1) Discúlpenos si en ocasiones damos instrucciones demasiado rápido, sin suficientes explicaciones y poco específicas: En muchas ocasiones tenemos nuestras ideas tan pero tan claras en nuestra cabeza y nos parecen tan evidentes que nos cuesta un poco asumir y entender que los demás no las vean como nosotros. Es decir, olvidamos a veces que cada cabeza es un mundo y que cada individuo tiene una perspectiva propia y diferente. En otras ocasiones simplemente estamos con el cuerpo en el presente y con la mente en el futuro mientras conversamos. Por favor ténganos paciencia y pregúntenos hasta que tengan claro cuál es nuestra idea…
2) Perdónenos cuando les pedimos que insistan con algo: Las palabras «no», “difícil” o «imposible» simplemente no existen para nosotros o sólo significan que debe haber otras formas de lograrlo. De hecho, el escuchar estas tres palabras es lo mejor que nos puede pasar, pues constituye una oportunidad de ponernos a prueba a nosotros mismos e inducirnos a usar nuestra creatividad e ingenio, algo que a la mayoría nos encanta. Lo único que nos tranquiliza es la sensación de haber agotado todas las posibilidades humanamente posibles ante un reto, antes de decir “no se pudo”. Por favor no asuman nuestra insistencia como desconfianza y acompáñenos en la búsqueda creativa de alternativas.
3) Discúlpenos si iniciamos demasiados proyectos a la vez o cambiamos de opinión fácilmente: Somos gente de acción y necesitamos la adrenalina que nos dan los retos. Necesitamos crear constantemente y estar en movimiento. A muchos nos aterra la idea de no estar haciendo o pensando en algo y a veces pensamos que es mejor lanzarse a algo y hacer pequeños ajustes sobre la marcha que padecer de “parálisis por análisis”. No hablamos de improvisar, sino de que sea el mismo mercado el que nos valide la idea. Ayúdenos a priorizar las ideas y a validar estas. Pero no nos digan que son “demasiadas” porque para nosotros esa es otra palabra que usamos poco…
4) Perdónenos si no delegamos lo suficiente y a veces controlamos un poco más de la cuenta: No es para nada desconfianza. Recuerden que gran parte de nosotros empezamos haciéndolo todo en nuestras empresas y a algunos nos cuesta «soltarle nuestros bebés» a otros. Pero créanos si les decimos que en el fondo, hay pocas cosas que deseamos más que el poder entregarles nuestras empresas a otros, pues precisamente eso es lo que nos permitiría hacer lo que más nos gusta: Crear cosas nuevas y desarrollar nuevos proyectos. También perdonen nuestro perfeccionismo extremo. Sencillamente es que a veces sentimos que «nos la estamos jugando» y que hay mucho que perder en cada uno de las iniciativas que emprendemos.
5) Disculpen si a veces preguntamos demasiado y tomamos demasiadas precauciones: Este problema es hermano del anterior. Estamos capacitados para resistir los fracasos, pero al mismo tiempo no nos gusta para nada la sensación que estos nos generan… Es por ello que muchas veces pensamos en función de cómo evitar los fallos y no necesariamente en cómo lograr los aciertos. Esto es así porque precisamente entendemos de que si tomamos todas las precauciones de lugar a la hora de lanzarnos, esa es precisamente la mejor forma de garantizar el éxito. Y esto no se contradice con nuestra idea de lanzarnos y hacer ajustes, pues los ajustes a los que nos referimos son de forma y no de fondo. Por favor tampoco asuman como una muestra de desconfianza nuestra supervisión de los detalles.
6) Perdónenos si en ocasiones somos demasiados «llanos» y directos: No nos gustan demasiado los protocolos y a veces asumimos por error que a los demás tampoco. También entendemos que como nosotros no necesitamos demasiada motivación externa y no nos sentimos mal con facilidad los demás tampoco. Y por favor no nos tomen tan a pecho cuando les corregimos o indicamos algo sin la debida formalidad y “suavidad”.